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Reduvolution. Hacer la revolución en la educación. Ya con ese título sabía que el libro me iba a resultar interesante. Soy de la opinión de que hay que empezar una verdadera revolución en las clases. Que el sistema se ha quedado obsoleto para el momento que la sociedad está viviendo hoy en día. Creo que tenemos que reinventarnos, salir de nuestra zona de bienestar y observar la educación desde un punto de mira diferente, con unas gafas nuevas.

Los capítulos elegidos son el primero y el segundo. Se llaman así: 

Capítulo 1: Lo que los profesores enseñamos no es lo que los estudiantes aprenden. Pedagogía y verdad; (pp 9 - 66).

Capítulo 2: No solo hay que parecer democráticos, sino que hay que serlo. Pedagogía y poder; (pp 66 - 96).





Acaso, comienza diciendo en su libro que cada día asistimos a situaciones que hace unos años nos hubieran parecido inverosímiles. Y no le falta verdad, en mi opinión, la sociedad está evolucionando a una velocidad escalofriante y todo lo que está a su alrededor también lo hace. Los periódicos se han digitalizado, ahora se puede consultar tu historial médico a través de Internet, podemos hablar y socializar con los demás por un chat incluso cuando están a miles de kilómetros de distancia de ti. Todo esto, hace que tengamos también que reconstruir la manera en la que estamos educando; no podemos enseñar con libros de hace 10 años, ni podemos usar las tecnologías de hace 5, porque pienso, que la escuela tiene que ser un espacio abierto, que confluya perfectamente con la sociedad. Tiene que ser un espacio interconectado con todo esto que hemos hablado, porque tenemos que preparar a los alumnos a que participen plenamente y como iguales en una sociedad democrática. Esto, no será posible si la educación no va de la mano de la sociedad y de sus avances.

Opino que nosotros, profesores debemos ser los que nos autocritiquemos constantemente, preguntándonos si nuestro trabajo es suficientemente bueno o cómo podemos mejorarlo, como bien expuso Barlett, "preguntarnos qué y por qué nos da cierto poder sobre nuestra enseñanza. El nivel de control y autonomía que tenemos en nuestra clase viene determinado por el control que poseemos de la misma" (Bartlett, 1990:205). Por tanto creo que es esencial este nuevo punto de mira del que hablábamos antes.

Poniendo ejemplos concretos, podemos citar a María, ella habla en su libro sobre los apuntes y hace una crítica hacia ellos. "[...] de las ocho horas que pasábamos en el recinto escolar, dedicábamos siente a tomar apuntes." (Acaso, 2013:27). Considero que la toma de apuntes no es tan beneficiosa para el alumnado, pero muchas veces resulta últil para mantener la atención de lo que se está explicando y para repasarlo en clase, pero claro, esto no debe de ser ni mucho menos lo único que hagamos en clase. Yo también tengo esos mismos recuerdos, pasar horas y horas sentada delante del escritorio tomando apuntes o subrayando lo que el profesor dictase. Estoy de acuerdo con Acaso, que es una pérdida de tiempo pasar tanto tiempo realizando esta tediosa actividad por varios motivos:

Uno de ellos es por que realizamos lo que ella llama una pedagogía tóxica (Acaso, 2009). Un modelo educativo que tiene como finalidad la no educación del alumno, pues no toma sus intereses, el profesor es el centro del aprendizaje, no está contextualizado, etc. Tal y como son muchas clases de hoy en día, como expusimos al comienzo, este tipo de metodologías deberían ser tachadas como desfasadas. Haciendo referencia al colegio donde he realizado el prácticum, considero que muchos profesores sí se basaban en las unidades didácticas ya expuesta por los libros llevando al aula esta pedagogía. En mi opinión, usar el libro como única herramienta en el aula es un gran error, ya que los libros están diseñados para la mayoría no para la individualidad ni para las peculiaridades de cada clase, es por eso que todavía muchos docentes desarrollan una pedagogía monótona y tóxica en el aula, porque de esta manera no contextualizan ni tienen en cuenta los intereses del alumnado.

Otro de los motivos sería que no desarrollamos high order thinking skills. Bloom (1956), estableció una taxonomía por la cual dividía aquellas tareas realizadas en el aula que desarrollaban y requerían una mayor capacidad de procesamiento cognitivo, como crear, analizar o evaluar y aquellas tareas que no requerían tan alto nivel de proceso cognitivo, como memorizar o copiar. Justo lo que se sigue haciendo en muchos centros, copiar apuntes o memorizar una lista infinita de hechos acaecidos en el pasado y que hoy en día fácilmente podemos buscar en Internet, etc. No estoy diciendo que no se deba usar la memoria, sino que debería usarse para recordar otro tipo de cosas y con un fin. Deberíamos educar en estas nuevas tecnologías, de una manera segura y guiar al alumno en estos cambios que la sociedad realiza.

Algo que me llamó enormemente la atención durante mi periodo de prácticas, fue el hecho de que a los alumnos no se les permitiese acercarse a las ventanas. A primera vista, quizá nos parece normal, pero teniendo en cuenta el currículum oculto, este hecho nos dice que la escuela no está en conexión directa con la sociedad, que es una entidad sin contextualización. Otro hecho que me llamó la atención fue la ausencia de papel en los cuartos de baño y la pulcritud de las paredes en muchos casos, otorgando el centro de una sensación hospitalaria. Lo que todos estos hechos significan en realidad es que no estamos sacando provecho al espacio para adquirir conocimiento.


Si otorgásemos el poder de adornar los pasillos o de dónde dar las clases a los alumnos, el proceso educativo cambiaría considerablemente. De un solo vistazo podemos ver quién tiene el poder realmente en el aula y quién es el protagonista del acto pedagógico. Contextualizando este pensamiento, en mi clase, cuando llegué, el profesor estaba en frente de los alumnos y estos enfrentando también al profesor y a la pizarra, dándose las espaldas unos a otros. “Todos estos indicios comunican la existencia de una relación asimétrica donde uno de los participantes acapara prácticamente todo el poder mientras que el resto de agentes no pueden decidir nada de lo que sucede durante las ocho horas de la jornada de trabajo” (Acaso, 2013:75,76). Haciéndonos pensar que solo el profesor era el que disponía de todo el conocimiento. Durante mi estancia se produjo un cambio muy interesante, la disposición de las mesas cambió, formando lo que se conoce como “disposición en U”. De esta manera, los estudiantes podían verse unos a otros, cambiando la relación asimétrica de la que hablaba Acaso (2013) por una más simétrica. También, la mesa del profesor ya no estuvo delante de los alumnos, sino que la colocamos en una esquina. Así, poco a poco empezamos a cambiar la manera en la que concebíamos el proceso educativo en nuestra aula.

Como conclusión, creo que es posible hacer una reduvolution en las aulas. Granito a granito (al igual que ha ocurrido en la anécdota anterior) podemos conseguir cosas maravillosas, podemos cambiar el sistema educativo tan rígido en el que se basa la educación hoy en día.

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Foto: Acaso, M. (n.d.). REDUvolution: Hacer la revolución en la educación. Consultado el 11 de enero de 2016 en http://www.mariaacaso.es/libros/reduvolution-hacer-la-revolucion-en-la-educacion/

- Acaso, M. (2013). 1. Lo que los profesores enseñamos no es lo que los estudiantes aprenden. Pedagogía y verdad. In REDUvolution: Hacer la revolución en la educación (1ª ed., p. 222). Barcelona: Paidós.

Acaso, M. (2013). 2. No solo hay que parecer democráticos, sino que hay que serlo. Pedagogía y poder. In REDUvolution: Hacer la revolución en la educación (1ª ed., p. 222). Barcelona: Paidós.

Bartlett, L. (1990). Teacher development through reflective teaching. New York: Cambridge University Press.

 Acaso, M. (2009). La Educación Artística no son manualidades: Nuevas prácticas en la enseñanza de las artes y la cultura visual. Madrid: Los Libros de la Catarata.

Bloom, B. S. (1956). Taxonomy of educational objectives; the classification of educational goals. New York: Longmans, Green.




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